D2G nació de la vida real — de la trinchera donde cada pedido, cada cliente y cada madrugada cuentan.
De la frustración de ver cómo cientos de bares, restaurantes y hoteles se rompían el alma por servir bien, mientras lidiaban con un mundo de proveedores desconectados, precios cambiantes y procesos que no daban tregua.

Sus fundadores, dos personas que venían de ese mismo caos, entendieron algo muy simple pero profundo:

“El sector no necesitaba más promesas, necesitaba una plataforma que trabajara como ellos: con pasión, constancia y visión.”

Así, con más ganas que recursos, empezaron a construir una solución real.
Sin grandes oficinas ni discursos de inversión — solo un propósito claro: conectar a quienes producen con quienes sirven, y hacerlo más fácil, más justo y más humano.

Los primeros meses fueron una mezcla de emoción y cansancio.
Ellos mismos tomaban pedidos, hablaban con clientes, cargaban cajas y entregaban en la madrugada.
No había descanso, pero sí algo más fuerte: la convicción de que estaban construyendo algo que iba a cambiar la forma en que se mueve la industria gastronómica en México.

D2G creció paso a paso, con cada cliente que confiaba, con cada proveedor que se sumaba, con cada error que se convertía en aprendizaje.
Y lo que comenzó como un esfuerzo de dos personas se transformó en una comunidad:
una red de negocios, proveedores y colaboradores que comparten una misma visión — hacer que la cadena de abasto funcione como debería: con confianza, tecnología y corazón.

Hoy, D2G no es solo una plataforma.
Es un reflejo de todos los que madrugan, de los que sueñan con ver su restaurante lleno, de los que creen que se puede crecer sin perder la esencia.

D2G es la historia de una lucha convertida en propósito.
Y de un propósito que ahora impulsa a miles de negocios a seguir sirviendo, creciendo y creyendo.